Enseguida fue a contárselo a su madre quien le dijo:
-Hija mía, ahora que ya eres mujer has de vigilar que los hombres no se aprovechen de ti porque tienes una cárcel entre las piernas que te codena al dolor de ser mujer y al dolor del placer. Tu útero se creó únicamente para dar a luz a tus hijos.
La madre de Lily le repitió exactamente las mismas palabras que su madre le dijo en su día y que eran las mismas que su abuela le había dicho a su madre y las mismas que su bisabuela le dijo un día a su abuela.
Lily fue creciendo con la idea que su sexualidad era un castigo y que debía de desconfiar de los hombres porque sólo se aprovechaban de las mujeres.
En una noche de fiesta Lily conoció a un hombre del cual se enamoró perdidamente.
Con el tiempo él le pidió matrimonio. Llegó la noche de bodas y su marido le mostró su amor y su pasión, pero una voz interna le repetía contínuamente:
-Los hombres sólo quieren aprovecharse de ti, tu útero es una cárcel, tu útero es sólo para que des a luz a tus hijos...
Fue entonces cuando apareció Afrodita y le dijo:
-Hermosa mujer, todo lo que tu madre te transmitió no era verdad, era fruto de los miedos de sus ancestros que habitaban en ella y ahora viven en ti.
Tu útero no es una cárcel sino un templo sagrado que guarda el tesoro de tu feminidad, la fuente de la vida y la fuente del placer. En él vive la divinidad que el Universo ha depositado en ti para que seas mamá, pero también para que seas esposa y te entregues al placer del Amor.
En aquel momento Lily se despojó de todas las memorias ancestrales que habitaban en su útero y se entregó a su esposo mientras le decía:
-Yo soy tu feminidad amado y tú eres mi masculinidad.
Yo soy otro tú y tú eres otro yo.
Te amo a través de mí y me amo a través de ti.
Te entrego mi útero porque es mi templo sagrado,
la casa del ayer, el hogar de hoy y, la morada del mañana.
Agradezco que dejes tus observaciones a este cuento, para ello lo puedes hacer más abajo en comentarios.
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