Sabemos lo que queremos vivir, disfrutar, ser.
Los primeros años exploramos de una manera instintiva. Más luego, de repente, incluyen en nuestra vida, a una persona que desconoce quienes somos.
Que desconoce nuestros primeros años de vida.
Que desconoce nuestra belleza, nuestras inquietudes, nuestros dones, nuestros potenciales...
Y nos dicen que tenemos que aprender lo que esa persona nos dice y obedecerla en todo.
Y nunca tuvo previo contacto conmigo y no supo cómo hablarme, ni cómo guiarme, ni cuáles eran mis sueños.
Mi mundo empezó a desmoronarse. Mi camino de conocerme, desarrollarme y explorar se torció.
Cuando hablaba con mis mayores, empecé a sentir qué apoyaban más a un desconocido que a mí.
Seguí creciendo y me doy cuenta de lo que aquella persona adulta que me pusieron de niña y todo lo que me metió en la cabeza, ahora me puede aunque no quiera. Sin embargo cada día barro aquella información que hoy me permite ser yo misma.
Ya que dentro de mí existía una naturaleza salvaje que necesitaba ser sembrada, que necesitaba dar sus frutos, que necesitaba desarrollarse y sencillamente ser.
En la vida constantemente están llegando señales para que volvamos "Hacia lo salvaje", hacia aquel lugar que en algún momento de nuestra infancia, adolescencia o edad adulta dejamos de explorar, y que en el momento presente nos hace sentir un vacío porque esa vivencia se dejó sin experimentar, sin desarrollar.
Es así como muchas personas cuando están en sus últimos días de aventuras en el cuerpo que trajeron a la tierra, que haciendo un breve recorrido por su vida, se arrepienten de lo que han vivido porque no fueron "Hacia lo salvaje". Porque el miedo les pudo, porque el querer que les quisieran como ellos querían les ató, porque era mayor el deseo de estar con alguien y sentirse sólo, que el deseo de sentirse libre y amado en plenitud por si mismo/a.
¡Ven, te espero en mis talleres para que aprendas a ejercitar la Risa! ¡Esto no sé explica, se vive!, todo es cuestión de práctica y constancia. Fusiono dinámicas de la Risoterapia y el Yoga de la Risa, con ejercicios teatrales desde el disfrute y el juego con una base de inteligencia emocional y psicología positiva donde los valores que trabajamos son empoderar y nutrir a la persona. Me amo, me acepto y me libero.
Desde mi verdad, con todo mi amor y respeto. Dedicado a todos los que se atreven a ser ellos/as mismos/as: a ser felices.
Agradezco que dejes tus observaciones a esta reflexión, para ello lo puedes hacer más abajo en comentarios.
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