Ésta es la historia de dos sadhus.
Uno de ellos había sido enormemente rico y, aun después de haber cortado con sus lazos familiares y sociales y renunciar a sus negocios, su familia cuidaba de él y disponía de varios criados para que le atendieran. El otro sadhu era muy pobre, vivía de la caridad pública y sólo era dueño de una escudilla y una piel de antílope sobre la que meditar.
Con frecuencia, el sadhu pobre se jactaba de su pobreza y criticaba y ridiculizaba al sadhu rico. Solía hacer el siguiente comentario:
"Se ve que era demasiado viejo para seguir con los negocios de la familia y entonces se ha hecho renunciante, pero sin renunciar a todos sus lujos". El sadhu pobre no perdía ocasión para importunar al sadhu rico y mofarse de él. Se le acercaba y le decía:
"Mi renuncia sí que es valiosa y no la tuya, que en realidad no representa renuncia de ningún tipo, porque sigues llevando una vida cómoda y fácil".
Un día, de repente, el sadhu rico, cuando el sadhu pobre le habló así, dijo tajantemente:
-Ahora mismo, tú y yo nos vamos de peregrinación a las fuentes del Ganges, como dos sadhus errantes.
El sadhu pobre se sorprendió, pero, a fin de poder mantener su imagen, tuvo que acceder a hacer una peregrinación que en verdad le apetecía muy poco. Ambos sadhus se pusieron en marcha. Unos momentos después, súbitamente, el sadhu pobre se detuvo y, alarmado, exclamó:
-¡Dios mío!, tengo que regresar rápidamente.
En su rostro se reflejaba la ansiedad.
-¿Por qué? -preguntó el sadhu rico.
-Porque he olvidado coger mi escudilla y mi piel de antílope.
Y entonces el sadhu rico le dijo:
-Te has burlado durante mucho tiempo de mis bienes materiales y ahora resulta que tú dependes mucho más de tu escudilla y tu piel que yo de todas mis posesiones.
Este cuento nos muestra que constantemente estamos creando nuestra vida con situaciones externas de lo que pensamos internamente. Es cuando vemos externamente algo que nos recuerda la armonía, lo que nos puede llegar a realizar transformaciones en nuestro mundo emocional para soltar aquello que nos puede liberar, porqué sino, nos atará para matarnos lentamente.
¿Has pensado cuál es tu piel de antílope y tú escudilla?
Porque quizás hace tiempo que ya las desechastes, y sin embargo es más fácil de lo que nos imaginamos volver a colocar otras emociones, objetos o personas en su lugar y seguir resonando externamente con lo que está oculto internamente.
Sea como sea, amate, respetate y perdonate, ya qué el camino del amor te llevará a poder vivir en armonía cuando puedas mirar al mundo exterior sin faltar a tu mundo interior y viceversa.
En este cuento está la enseñanza de la energía del sello del Espejo del Tzolkin (calendario 13 lunas).
Desde mi verdad y con todo mi amor y respeto.
Agradezco que dejes tus observaciones a este cuento, para ello lo puedes hacer más abajo en comentarios.
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FUENTE:
Cuento hindú anónimo
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