Había una vez en el lejano Oriente un hombre considerado muy sabio. Un joven viajero decidió visitarle para aprender de él.
-Maestro, me gustaría saber cómo llegar a ser tan sabio como usted...
-Es realmente sencillo, -le dijo- yo solo me dedico a descubrir perlas de sabiduría. ¿Ves aquel gran baúl de perlas?
-Sí.
-Son todas las que he acumulado durante mi vida.
-Sí pero... ¿dónde puedo encontrarlas?
-Están en todas partes. Es cuestión de aprender a discernirlas. La
sabiduría siempre está preparada para quien esté dispuesto a tomarla. Es
como una planta que nace dentro del hombre, evoluciona dentro de él, se
nutre de otros hombres y da frutos que alimentan a otros hombres.
En aquel momento, las palabras de aquel joven parecía como si se fueran formando una pequeña nube de vapor de agua que se condensaba hasta solidificarse en una pequeña perla. Inmediatamente el maestro la recogió para ponerla junto al resto de perlas.
El maestro le dijo:
-Realmente, mi única sabiduría es recopilar estas perlas para después saber utilizarlas en el momento oportuno.
Este
cuento me recuerda que cada vez que observo la belleza de una persona algo de mi se engrandece y me hace ser más sabia, me permite ver hechos que otros no ven, porque si veo belleza en el entorno es que dentro ya existe en mi, porque sería imposible ver aquello que desconozco.
Saber apreciar la belleza en las personas y en las situaciones, me aporta una sabiduría que esta libre de títulos, de etiquetas y que me da la posibilidad de co-crear una realidad mágica que me permite ser un pilar para conectar lo divino y lo terrenal, asumiendo mi labor en la sociedad expandiendo y compartiendo la belleza y sabiduría de tod@s para tod@s y crear así una nueva sociedad enfocada a que cada persona viva su vida trabajando en aquello que le apasiona y puedan quienes les rodean, sentir toda la belleza que tiene lo que hace.
Este cuento me recuerda a la labor de los maestr@s, que en un principio su misión es ver el potencial de cada alumn@ y ayudarles a desarrollarlos para que esas personas vivan de ello y quienes contraten sus trabajos sientan toda su belleza y sabiduría en su obra ya que respeta y honra a todo lo que tiene vida o/y respira. Se trata de que prime el arte y no el dinero.
Saber apreciar la belleza en las personas y en las situaciones, me aporta una sabiduría que esta libre de títulos, de etiquetas y que me da la posibilidad de co-crear una realidad mágica que me permite ser un pilar para conectar lo divino y lo terrenal, asumiendo mi labor en la sociedad expandiendo y compartiendo la belleza y sabiduría de tod@s para tod@s y crear así una nueva sociedad enfocada a que cada persona viva su vida trabajando en aquello que le apasiona y puedan quienes les rodean, sentir toda la belleza que tiene lo que hace.
Este cuento me recuerda a la labor de los maestr@s, que en un principio su misión es ver el potencial de cada alumn@ y ayudarles a desarrollarlos para que esas personas vivan de ello y quienes contraten sus trabajos sientan toda su belleza y sabiduría en su obra ya que respeta y honra a todo lo que tiene vida o/y respira. Se trata de que prime el arte y no el dinero.
En este cuento está la enseñanza del sello de la Estrella del Tzolkin.
Desde mi verdad y con todo mi amor y respeto.
Agradezco que dejes tus observaciones a este cuento, para ello lo puedes hacer más abajo en comentarios.
Puedes
recibir un mail con lo que publico, si te suscribes. Para ello, debes
ir a donde pone SUSCRIBIRTE POR CORREO ELECTRONICO (arriba a la derecha)
verás que hay un espacio para escribir tu correo electrónico y luego
pinchas en el botón de SUBMIT. Se te enviará un mail a tu correo
electrónico. Por tanto, luego has de ir a mirar tu correo electrónico
para aceptar la subcripción al blog y recibir un mail con las
publicaciones que realice cada día.
Si te gusta lo que has leído te agradezco que pinches más abajo en un símbolo como este de la derecha, para que el G+1 blanco, se cambie en G+1 rojo. ¡¡Gracias!!
FUENTE:
No hay comentarios:
Publicar un comentario