Cuentan que un hombre compró a una muchacha por cuatro mil denarios. Un día la miró y echó a llorar. La muchacha le preguntó por qué lloraba; él respondió:
-Tienes tan bellos ojos que me olvido de adorar a Dios.
Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado el hombre se afligió y le dijo:
-¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.
Ella le respondió:
-No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios.
A la noche, el hombre oyó en sueños una voz que le decía:
-La muchacha disminuyó su valor para ti, pero lo aumentó para nosotros y te la hemos tomado.
Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada. La muchacha estaba muerta.
-Tienes tan bellos ojos que me olvido de adorar a Dios.
Cuando quedó sola, la muchacha se arrancó los ojos. Al verla en ese estado el hombre se afligió y le dijo:
-¿Por qué te has maltratado así? Has disminuido tu valor.
Ella le respondió:
-No quiero que haya nada en mí que te aparte de adorar a Dios.
A la noche, el hombre oyó en sueños una voz que le decía:
-La muchacha disminuyó su valor para ti, pero lo aumentó para nosotros y te la hemos tomado.
Al despertar, encontró cuatro mil denarios bajo la almohada. La muchacha estaba muerta.
Los cuentos hablan en un lenguaje que va más allá de las palabras literales que leemos.
La muerte en este cuento nos habla del tránsito de la transformación que realizamos en nosotr@s mism@s cuando nos apoyamos de manera incondicional en la transformación interna de mostrarnos tal cual somos, para amarnos sobre todas las cosas. En este caso la muerte, no es un hecho físico, sino una metamorfosis para alcanzar nuestra plenitud.
Al arrancarnos los ojos, estamos extirpando aquello que nos aleja de nuestro camino y que lo haga la mujer nos lleva a darnos cuenta que es nuestro propio instinto el que aprecia su necesidad.
El dinero recibido es una recompensa llena de prosperidad y abundancia que trae ser un@ mism@ en el camino que recorre en su vida.
Al arrancarnos los ojos, estamos extirpando aquello que nos aleja de nuestro camino y que lo haga la mujer nos lleva a darnos cuenta que es nuestro propio instinto el que aprecia su necesidad.
El dinero recibido es una recompensa llena de prosperidad y abundancia que trae ser un@ mism@ en el camino que recorre en su vida.
La enseñanza del sello del Perro del Tzolkin esta presente en este cuento.
Desde mi verdad y con todo mi amor y respeto.
Agradezco que dejes tus observaciones a este cuento, para ello lo puedes hacer más abajo en comentarios.
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FUENTES:
Autor: Ah’med el Qalyubi
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