Las doce uvas es una tradición de origen español extendida a otros países hispanoamericanos, como México y Venezuela que consiste en comerte 12 uvas, una por cada campanada a las 12 de la noche del 31 de Diciembre (Nochevieja).
Su origen se remonta entre finales del siglo XIX y principios del XX, siendo la teoría más extendida la que sitúa su origen en un excedente de uva por parte de agricultores de Alicante y Murcia.
El origen de la tradición de comer las uvas en la Puerta del Sol tiene un precedente: un bando municipal del alcalde de Madrid, José Abascal y Carredano, de diciembre de 1882, por el que se imponía una cuota de 1 duro (5 pesetas) a todos los que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos. Esta tradición servia para ridiculizar a algunos forasteros que llegaban esos días y a quienes se les hacía creer que había que ir a buscar a los Reyes Magos la madrugada del 5 de Enero; se utilizaba, además, para beber y hacer cuanto ruido se quisiera.
Con este bando José Abascal privo a los madrileños de la posibilidad de disfrutar de un día de fiesta en donde se permitiese casi todo. Esto, junto a la costumbre de las familias acomodadas de tomar uvas y champán en la cena de Nochevieja, provocó que un grupo de madrileños decidiera ironizar la costumbre burguesa, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas. Estos son los antecedentes que dieron lugar a esta tradición.
En otros países también existen alimentos típicos para dar la bienvenida al nuevo año.
En Grecia, suelen cocinar un pastel llamado Vassilopitta en cuyo interior se coloca una moneda de oro o plata, él que encuentre la moneda en su plato será la persona con más buena suerte en el año entrante.
En Italia y en algunos países sudamericanos, es tradición comer un plato de lentejas estofadas tras las campanadas de media noche para atraer la prosperidad y la fortuna en el año entrante.
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