
Su origen se remonta entre finales del siglo XIX y principios del XX, siendo la teoría más extendida la que sitúa su origen en un excedente de uva por parte de agricultores de Alicante y Murcia.

Con este bando José Abascal privo a los madrileños de la posibilidad de disfrutar de un día de fiesta en donde se permitiese casi todo. Esto, junto a la costumbre de las familias acomodadas de tomar uvas y champán en la cena de Nochevieja, provocó que un grupo de madrileños decidiera ironizar la costumbre burguesa, acudiendo a la Puerta del Sol a tomar las uvas al son de las campanadas. Estos son los antecedentes que dieron lugar a esta tradición.
En otros países también existen alimentos típicos para dar la bienvenida al nuevo año.
En Grecia, suelen cocinar un pastel llamado Vassilopitta en cuyo interior se coloca una moneda de oro o plata, él que encuentre la moneda en su plato será la persona con más buena suerte en el año entrante.
En Italia y en algunos países sudamericanos, es tradición comer un plato de lentejas estofadas tras las campanadas de media noche para atraer la prosperidad y la fortuna en el año entrante.
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