En algunas sociedades africanas era costumbre no comunicar nuevos conocimientos a un niño antes de haberle contado un cuento o haberle propuesto una adivinanza. Según cuales fueran las reacciones del niño se juzgaba si su nivel intelectual era suficiente para recibir nuevos conocimientos y avanzar en su aprendizaje. Para la mejor comprensión de las lecciones sobre las cosas que eran objeto de enseñanza se recurre a cosas del entorno natural (fauna, flora, entorno geográfico, …) que es más fácil de ser retenido por el niño.
Había una vez hace mucho tiempo, en un bonito pueblo de nombre Zékièzou situado al oeste de BENIN, en país Yorouba, una muchacha llamada ZIMBA que tenía una hermana llamada FLORA. Zimba era una muchacha que no respetaba a nadie.
En este pueblo, todos los hombres y mujeres trabajaban, excepto ZIMBA que se pasaba el día jugando en el bosque y no volvía a casa hasta el anochecer. Después de cenar, sin hacer caso a la madre, cogía jabón y una esponja y se iba, ya de noche, a lavarse al río. La madre siempre le decía que no había que ir de noche a bañarse pero ella no hacía caso.
Un día, Zimba llegó a casa cuando ya oscurecía y vió que su hermana volvía de lavarse en el río, y le dijo:
- Flora, tú ya te has lavado. ¿Puedes, por favor, acompañarme al río para lavarme?
Flora, a pesar del miedo que le daba la oscuridad de la noche, le dijo que le acompañaba.
Flora se fue a la casa a coger el jabón, mientras Zimba llegaba al río. Pensando que su hermana estaba con ella le dijo:
Flora se fue a la casa a coger el jabón, mientras Zimba llegaba al río. Pensando que su hermana estaba con ella le dijo:
- Flora, por favor, frótame la espalda. Y le dió la esponja. Entonces, por detrás, alguien tomó la esponja y comenzó a frotarle, pero cuando de repente, ella se dió la vuelta para cogerla de nuevo, se llevó una gran sorpresa al ver que detrás de ella no esta su hermana sino un diablo, tan negro como la noche, que sonreía con desprecio y al que sólo sus ojos rojos le hacían visible.
Aterrada, Zimba comenzó a correr sin saber ni por donde iba. Corría entre los árboles, golpeándose con ellos, calléndose y golpeándose con las piedras, lenvantándose de nuevo y rompiendo ramas mientras corría, incándose ramas en los ojos, hasta que agotada calló al suelo sin sentido.
Después de permanecer inconsciente durante cinco días y cinco noches, Zimba abrió los ojos, pero ... sus ojos estaban vacíos.
Zimba se quedó ciega para siempre.
Desde aquel día, los habitantes del País Yorouba saben que es muy peligroso ir una persona sola a lavarse por la noche, porque la noche pertenece a los diablos y demonios.
Este cuento nos habla de que cuando nuestra intuición desaparece, se adueña de una persona el miedo y nos quedamos ciegos, pues nos fue imposible cuestionar ese lado oscuro que está en nosotros y es el que nos permite ser conocedora y asumir el reto que se presenta para transformar la autogeneracion de esa oscuridad en luz desde el perdón y la transmutación.
En este cuento está la enseñanza de la energía del sello de la Noche Tzolkin (calendario 13 lunas).
En este cuento está la enseñanza de la energía del sello de la Noche Tzolkin (calendario 13 lunas).
Desde el Tolzkin en todo este año 2018, estaremos influenciados por la energía de transformación creativa de la noche, sino leíste el cuento de esta energía aquí te dejo el enlace para que lo leas (pincha aquí para leerlo)
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FUENTES
AUTOR: Anónimo de África
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