En algunas sociedades africanas era costumbre no comunicar nuevos conocimientos a un niño antes de haberle contado un cuento o haberle propuesto una adivinanza. Según cuales fueran las reacciones del niño se juzgaba si su nivel intelectual era suficiente para recibir nuevos conocimientos y avanzar en su aprendizaje. Para la mejor comprensión de las lecciones sobre las cosas que eran objeto de enseñanza se recurre a cosas del entorno natural (fauna, flora, entorno geográfico, …) que es más fácil de ser retenido por el niño.
Había una vez, una muchacha cuya madre había muerto y que tenía una madrastra que era muy cruel con ella. Un día en que la muchacha estaba llorando junto a la tumba de su madre, vio que la tierra de la tumba salía un tallo que había crecido hasta hacerse un arbolillo y pronto un gran árbol. El viento, que movía sus hojas, le susurró a la muchacha y le dijo que su madre estaba cerca y que ella debía comer las frutas del árbol. La muchacha así lo hizo y comprobó que las frutas eran muy sabrosas y le hacían sentirse mucho mejor. A partir de entonces, todos los días iba a la tumba de su madre y comía de los frutos del árbol que había crecido sobre ella.
Pero un día, su madrasta le vió y le pidió a su marido que talara el árbol. El marido lo taló y la muchacha lloró durante mucho tiempo junto a su tronco mutilado, hasta que un día, oyó un cuchicheo y vió que algo crecía de la tumba. Creció y creció hasta convertirse en una hermosa calabaza. Había un agujero en ella del de caían gotas de un jugo. La muchacha lamió unas gotas y las encontró muy ricas, pero de nuevo su madrastra se enteró pronto y, una noche oscura, cortó la calabaza y la arrojó lejos.
Al día siguiente, la muchacha vió que no estaba la calabaza y lloró y lloró hasta que de pronto, oyó el rumor de un riachuelo que le decía "Bébeme, bébeme". Ella bebió y comprobó que era muy refrescante.
Pero un día, la madrasta lo vió y pidió al marido que cubriera el arroyo con tierra. Cuando la muchacha regresó a la tumba, vió que ya no estaba el el riachuelo y ella lloró y lloró.
Al día siguiente, la muchacha vió que no estaba la calabaza y lloró y lloró hasta que de pronto, oyó el rumor de un riachuelo que le decía "Bébeme, bébeme". Ella bebió y comprobó que era muy refrescante.
Pero un día, la madrasta lo vió y pidió al marido que cubriera el arroyo con tierra. Cuando la muchacha regresó a la tumba, vió que ya no estaba el el riachuelo y ella lloró y lloró.
Llevaba mucho tiempo llorando, cuando un hombre joven salió del bosque. Él vio el árbol muerto y pensó que era justo lo que él necesitaba para fabricar un nuevo arco y flechas, ya que él era un cazador. Habló con la muchacha quien le dijo que el árbol había crecido en la tumba de su madre. La muchacha le gustó mucho al cazador y tras hablar con ella fue donde su padre para pedirle permiso para casarse con ella.
El padre consintió a condición de que el cazador matara una docena de búfalos para la fiesta de la boda. El cazador nunca había matado más de un búfalo de una sola vez. Pero esta vez, tomando su nuevo arco y flechas, se dirigió al bosque, y pronto vió una manada de búfalos que descansan en la sombra. Poniendo una de sus nuevas flechas en el arco, disparó y un búfalo cayó muerto. Y luego, un segundo, un tercero, y así hasta doce. El cazador regresó a decirle al padre que mandara hombres para llevar la carne a la aldea. Se hizo una gran fiesta cuando el cazador se casó con la muchacha que había perdido a su madre.
En este cuento se nos muestra que una de las principales fuentes que tenemos de amor es la madre (o la figura maternal) que nos nutre de mil y una formas. Y que cuando nos falta, lloramos su pérdida, pues nos falta en quien poder apoyarnos para crecer con ese amor tan fuerte para vivir con ilusión desde quienes somos.
Ser leales a nuestro amor y cuidarnos para que la envidia no nos afecte es fundamental, ya que sino nos envenenamos con el veneno de nuestros enemigos y dejamos de ser ese amor que nos caracteriza.
Además, cuando aprendemos a transformar nuestras emociones y a desapegarnos de aquello que ya transcendió, damos paso a un amor mucho más grande que se puede fusionar con el amor de crear una nueva familia donde lo que se nos dio con amor se materializa y podrá sentirse el siguiente paso que da en la vida con la fusión de la unión con otro ser.
En este cuento está la enseñanza de la energía del sello del Perro Tzolkin (calendario 13 lunas).
Ser leales a nuestro amor y cuidarnos para que la envidia no nos afecte es fundamental, ya que sino nos envenenamos con el veneno de nuestros enemigos y dejamos de ser ese amor que nos caracteriza.
Además, cuando aprendemos a transformar nuestras emociones y a desapegarnos de aquello que ya transcendió, damos paso a un amor mucho más grande que se puede fusionar con el amor de crear una nueva familia donde lo que se nos dio con amor se materializa y podrá sentirse el siguiente paso que da en la vida con la fusión de la unión con otro ser.
En este cuento está la enseñanza de la energía del sello del Perro Tzolkin (calendario 13 lunas).
Desde el Tolzkin en todo este año 2018, estaremos influenciados por la energía de transformación creativa de la noche, sino leíste el cuento de esta energía aquí te dejo el enlace para que lo leas (pincha aquí para leerlo)
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FUENTES
AUTOR: Anónimo de África
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