Hoy mi payasa tiene un traje más que ponerse.
Hasta hoy, sólo tenía un traje y tenía que estar siempre con mucho cuidado para que estuviera limpito y planchadito.
Hoy estoy de estreno y estoy muy contentaaaa y sin embargo, echo de menos a mi primer traje y todo lo que me ha permitido vivir en los hospitales con pacientes y familiares. Es el único que he tenido por mucho tiempo y ahora le toca convivir con el nuevo traje, por tanto lo colocaré en el armario esperando a volver a ponermelo.
¡Hay va! Si no tengo armario. ¿Y para qué lo quiero?, ¿Para tener encerrado su alegría? Nooo, quiero ver mi traje siempre que pueda. Sus vivos colores me alegran, me hacen vivir la vida con intensidad y me recuerdan lo más importante que quiero tener presente: ser feliz y contagiarlo a los demás.
Y, ¿dónde lo voy a guardar? Caso ni lo he tenido que pensar, ya he encontrado el lugar perfecto para colocarlo: en mi corazón. Allí siempre, siempre estará mi traje de payasa junto con el actual y podrán hablar entre ellos y compartir el uno con el otro, lo que han vivido para que sientan que lo han vivido intensamente aún estando ausentes.
Dedicado a todos los profesionales de la Risa que sienten que un día sin reír y sin hacer reír a otros, es un día para seguir creciendo y buscando nuevas formas para que llegué a quién lo necesita, por muy lejos qué esté.
Mi traje cuánto me aportas, gracias a los materiales que lo formas, a quién le dio forma, a quién lo vendió y a la Madre que me parió. Gracias a mis ancestros.
Mi traje cuánto me aportas, gracias a los materiales que lo formas, a quién le dio forma, a quién lo vendió y a la Madre que me parió. Gracias a mis ancestros.
Desde mi verdad y con todo mi amor y respeto.
Agradezco que dejes tus observaciones a este cuento, para ello lo puedes hacer más abajo en comentarios.
Agradezco que dejes tus observaciones a este cuento, para ello lo puedes hacer más abajo en comentarios.
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