Sucedió que una vez en un hotel se presentó un vendedor y el encargado dijo:
-Me va a ser muy difícil encontrarle una habitación, pues aunque hay una vacante, no se la puedo ofrecer.
El vendedor le respondió:
-Pero ¿cuál es la razón? ¿Por qué no me la puede ofrecer si la habitación está vacía?
-Precisamente debajo de la habitación se aloja un político importante –contestó el encargado-. Hay una habitación libre en el segundo piso, pero en el primero, debajo de la habitación libre, un gran líder político está alojado, y enloquece por pequeñeces. Si usted camina por la habitación o si hace algún ruido, armará mucho alboroto, y yo no quiero problemas. Por favor, búsquese otro hotel.
-Pero –dijo el vendedor-, si ya he buscado por todas partes. Todos los hoteles están llenos, así que, por favor, tenga compasión de mí y le prometo que ni siquiera me moveré en la habitación. Estaré trabajando todo el día en el pueblo y por la noche, cuando regrese, me iré directamente a dormir. Me marcharé por la mañana, me iré a otro pueblo, pero déme la habitación-. Así que le dieron la habitación.
El vendedor regresó a medianoche, cansado; se sentó en la cama, se quitó uno de los zapatos y lo dejó caer al suelo. De repente recordó que el gran líder político podría molestarse, así que cogió el segundo zapato y muy silenciosamente, sin hacer el menor ruido, lo puso en el suelo y se quedó dormido.
Una hora más tarde, el político fue a llamar a su puerta. Él abrió y vio al hombre enloquecido, rojo de la ira, pero no pudo entenderlo. "¿Qué pude haber hecho? ¡Si he estado durmiendo durante una hora!". Así que le dijo:
-Disculpe, ¿he hecho algo malo? A lo mejor ¿mientras dormía…? ¿O quizás he emitido algún sonido o dicho algo? Sea lo que sea lo siento, no era mi intención.
El político contestó:
-No se trata de eso. ¿Qué pasó con el otro zapato? Durante una hora usted me ha mantenido despierto. Escuché el ruido, el primer zapato cayó al suelo y me dije: "¡Así que este hombre ya ha llegado!". ¡Y me quedé esperando a oír el ruido del segundo zapato al caer! Y me estoy volviendo loco. No puedo dormir. ¿Qué ha pasado con el segundo zapato?
Esto es lo que le sucede a una mente que se queda en un estado inconcluso: algo se queda suspendido como si fuera una espada. Tú puedes entender la dificultad del político. Él debió haber tratado de dormir, pero seguramente se quedó visualizando el segundo zapato suspendido en el aire: "¿Qué pasó?".
La mente sólo descansa cuando se llega a una conclusión, de otra manera no lo hace jamás. Y la filosofía nunca lleva a conclusión alguna. Sólo la realidad es concluyente; sólo la experiencia, la existencia es concluyente.
Este cuento nos refleja la necesidad que tienen algunas personas de saber todo lo que sucede a su alrededor. Prestar demasiada atención a lo externo nos habla de la poca atención que tenemos hacía un@ mism@.
Un puesto en la política, implica estar en conexión con el pensamiento de las personas a las que representas y para ello necesitas ser sensible y nutrirte de cada encuentro con las personas para alcanzar a entender cómo servir mejor a los votantes. Nuestra intuición y escucha ha de ser un fiel reflejo de aquello que se nos pide en este puesto para así alcanzar toda la sabiduría que se necesita para llegar a comunicar y llevar a la práctica la inspiración que se necesita para qué un político llegué a ser cómo un ciudadano, con los mismos derechos y obligaciones.
En este cuento está la enseñanza del sello del Espejo del Tzolkin.
Desde mi verdad y con todo mi amor y respeto.
Agradezco que dejes tus observaciones a este cuento, para ello lo puedes hacer más abajo en comentarios.
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FUENTE:
Autor: - El sendero del Tao - Osho -
Autor: - El sendero del Tao - Osho -
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