La distraída tropezó con ella. El violento la usó como proyectil. La emprendedora construyó con ella.
El campesino, cansado, la utilizó como asiento. Para los niños fue solo un juguete. Drummond la poetizó.
David la utilizó para matar a Goliat, y Miguel Ángel sacó la más bella escultura.
En este cuento nos hablan que el objeto no es el que hace daño sino quién lo utiliza.
Si aprendemos a cuestionar las diferentes formas en que somos capaces de utilizarlo, crearemos desde el instinto mayor número de posibilidades, gracias a la manera de transmitir nuestra energía, pasión y creatividad seremos fuente de inspiración para los demás.
Para ello es fundamental que nos permitamos abrir a la transformación mediante un cuestionamiento de mis actos.
En este cuento está presente el sello o arquetipo del Guerrero del Tzolkin.
Desde mi verdad y con todo mi amor y respeto.
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DEL CUENTO
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