Era
una mañana soleada cuando el Espermatozoide del Amor decidió alistarse a
la carrera de la Vida. Desde hacía tiempo, se entrenaba duramente cada
día, de un modo muy disciplinado, para así poder optar a ser el elegido.
El Espermatozoide del Amor se despertó contento, se duchó como de
costumbre, desayunó un gran plato de cereales y barritas energéticas, se
tomó el primer café del día para estar bien despejado y se vistió para
la gran carrera. Se puso su ropa sport de atleta, se depiló como los
nadadores y se calzó sus mejores deportivas. Estaba ya listo, se sentía
nervioso, pero exultante de emoción y alegría cuando escuchó el grito
del placer que era el pistoletazo de salida que anunciaba el inicio de
la gran carrera. Para su sorpresa, se encontró que tenía que competir
con unos trescientos millones de espermatozoides más que se abrían paso
entre la multitud. La meta estaba bien determinada: fecundar a un sólo
óvulo. Por un momento, sintió ganas de abandonar al ver que no sería un
camino de rosas, pero motivado por su ilusión no desistió sino que el
espíritu de competición le dio aún más alas. Mientras avanzaba con todas
sus fuerzas vio que algunos de sus rivales, por su carácter amorfo, se
movían con gran dificultad, otros ya estaban muertos. Eso le daba
ventaja y un poco más de esperanza y le ayudaba a no perder la cabeza ya
que en ella guardaba su preciado material genético. Con el cuello bien
firme, fue quemando energía en sus mitocondrias para así originar el
movimiento de su cola que actuaría como motor de propulsión para
sobrevivir e ir avanzando hacia su meta y alcanzar el triunfo. De vez en
cuando, de su cantimplora sacaba líquido seminal que le servía de
suplemento alimenticio y le confería protección. Como era una sustancia
natural no estaba considerada doping. De repente, vio el tan ansiado
cartel que ponía: VAGINA. Pensó que iba en la buena dirección, y decidió
cambiar sus zapatillas y sus gafas de sol por unas aletas y unas gafas
de buzo. Estaba agotadísimo, pero se automotivó al pensar que ya tan
sólo le quedaba por delante recorrer esos malditos dieciocho
centímetros. Con ironía pensó que ese trecho era tan largo como un día
sin pan para un ser tan lento como él que se desplaza a una velocidad
tan ridícula como 0, 0025 centímetros por segundo. Ese camino era como
el túnel de la muerte y si lo superaba se convertiría en un buen
aspirante al éxito. Las condiciones fisiológicas tampoco jugaban a su
favor debido a la acidez del Ph de la vagina. Por ello, en los primeros
treinta minutos de la carrera, muchos espermatozoides cuyo Ph era
inferior a seis fueron cayendo como moscas. El Espermatozoide del Amor
sobrevivió gracias al líquido seminal que le ayudó a disminuir la acidez
de la vagina y seguía avanzando como un campeón hacia la cabeza del
útero. Al llegar allí se encontró un nuevo obstáculo en su gran odisea:
el famoso moco vaginal. En él quedó atrapado, pegado junto a otros dos
espermatozoides que competían con el mismo fin. En aquel momento
apareció Eros, el Dios del Amor y de la fertilidad. Al ver a los tres
mosqueteros allí prisioneros afirmó:
-Buenos días
caballeros. Valoro vuestro esfuerzo por haber llegado hasta aquí, pero
según las leyes de la naturaleza sólo uno de vosotros podrá traspasar
esta barrera.
Se acercó al primer espermatozoide y le dijo:
- Dígame qué razón le llevó a apuntarse a la carrera de la Vida.
El primer espermatozoide con cara de sorpresa alegó:
-Tengo
miedo a morir. Ya sabe usted que los espermatozoides tenemos una
esperanza de vida muy corta. Quiero alcanzar la eternidad a través de la
perpetuación de la especie.
Entonces Eros se dirigió al segundo espermatozoide y le preguntó:
-¿Cuáles son sus motivaciones caballero?
El segundo espermatozoide expresó:
-Señor, tengo miedo a la soledad y desearía crear vida para gozar de buena compañía.
Finalmente, Eros miró a los ojos al Espermatozoide del Amor y le interrogó:
-¿Y usted porqué ha llegado hasta aquí?
El Espermatozoide del Amor respondió tímidamente:
-
Mire usted, quizás le parecerá que soy un romántico, pero estoy aquí
por Amor. Amo la Vida y deseo dar vida de un modo altruista para que
otros puedan gozar de la belleza y del misterio de la Creación.
Al escuchar al Espermatozoide del Amor, Eros sonrió y le contestó:
-
Hijo mío, eres un afortunado. Estás lleno de bondad y amor, confío en
que sabrás encontrar el camino para reunirte con el óvulo que te está
esperando.
Eros cogió su flecha y quitó el moco vaginal y dejó entrar al Espermatozoide del Amor y añadió con insistencia:
-No
olvides que has de ganarte la confianza del óvulo. Entrar en el cuello
del útero es como entrar en un laberinto donde encontrarás muchas ramas
de túneles que son pequeños callejones sin salida y una vez que entres
ya no podrás dar marcha atrás. Después de este angustioso túnel te
encontrarás con el maravilloso útero, pero allí un ejército de
leucocitos intentará atacarte porqué te tomarán por un invasor que puede
generar enfermedades. Disfruta del paisaje y navega sin parar hasta
encontrarte con las trompas de Falopio. Una vez allí, serás sometido a
un estricto reconocimiento celular.
El
Espermatozoide del Amor estupefacto escuchó con atención todas las
indicaciones y advertencias que le había dado Eros. Estaba a punto de
llegar a la recta final cuando el óvulo le vio llegar, reconoció
enseguida que era su media naranja y le envió señales químicas para
orientarse y encontrar el camino.
Entonces, el
Espermatozoide del Amor experimentó una hiperactividad, empezó a nadar
como un loco y a liberar proteínas hasta el sprint final hacia la tan
anhelada inmortalidad.
Al llegar al óvulo se abrazaron con frenesí mientras el óvulo exclamó:
- ¡Amor mío, por fin tú y yo ya somos Uno!
Autora: Carmina Vallverdú del Olmo
En este cuento se nos habla de una comunicación que en el mundo actual esta muchas veces en un segundo plano. La comunicación desde el amor. Nos vemos tan inmersos en la comunicación de las prisas, de lo nuestro,.... que nos olvidamos que nos olvidamos de que vinimos a la tierra uno a uno para ser una sola unidad.
En este cuento se nos habla de una comunicación que en el mundo actual esta muchas veces en un segundo plano. La comunicación desde el amor. Nos vemos tan inmersos en la comunicación de las prisas, de lo nuestro,.... que nos olvidamos que nos olvidamos de que vinimos a la tierra uno a uno para ser una sola unidad.
En este cuento esta la enseñanza de la energía del Viento del Sincronario 13 lunas maya galáctico.
Este cuento se lo dedico a mi hermano Pablo pues hoy es su cumpleaños en el calendario gregoriano.
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Los
creadores de estas obras aquí recopiladas nos han dado un tesoro que
perdurará en nuestra memoria y actos. Que nos ayudaran a sembrar
semillas de gratitud, alegría y bienestar entre quienes nos rodean.
Porque estar alegre nos permite compartir sin mirar con quien.
Mira la vida con los ojos de la alegría y verás maravillas.
Gracias
por la labor de quienes hicieron posible este aprendizaje, quienes lo
comparten y quienes lo utilizan para su crecimiento y el de los demás.
Se agradece la difusión de este blog y de su contenido, entre aquellas personas que creas pueden estar interesadas.
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