En un día otoñal el maestro del monasterio reunió a los monjes y les comunicó que al día siguiente iban a recibir la visita de un Gran Maestro qzenjarddinue estaba de peregrinación y les hacía el enorme honor de visitar su monasterio. Para honrar su presencia los monjes debían limpiar de hojas el jardín para que estuviera perfecto para la visita del Gran Maestro.
Ilusionados los discípulos con la visita, se pusieron manos a la obra y fueron recogiendo las numerosas hojas que había en el suelo, una por una y depositándolas en unos grandes sacos. Cuando acabaron su tarea estaban muy satisfechos y llamaron al Maestro para mostrarle el resultado y preguntar dónde debían tirar las hojas recogidas.
El maestro se acerco, observó el jardín con aire satisfecho pues en él no quedaba ni una sola hoja y entonces cogió los sacos y los volcó de nuevo en el jardín. Los monjes no pudieron reprimir un sonido de asombro y uno de ellos se atrevió a preguntar:
– Maestro, ¿por qué nos has hecho recoger las hojas para volverlas a tirar?
– El jardín está bien como está, con sus hojas. Pero vosotros debéis aprender que el énfasis hay que hacerlo recaer en el esfuerzo, no en el resultado. Los resultados de nuestros esfuerzos van y vienen. Pero el esfuerzo y la satisfacción por la tarea realizada, cuando se hace con placer, permanece.
Reflexión: porque nuestro sistema – desde preescolar hasta la jubilación-nos está educando para que confundamos nuestra autoestima con nuestros resultados. Y forma acumuladores compulsivos obsesionados con lograr resultados cuantificables: sueldo, cargo, méritos, carrera, bienes, coches, pisos… Esos números les dan la medida de su autoestima: creen que sólo son queridos en la medida en que consiguen esas cantidades de poder y dinero.
En este cuento se nos invita a sanar. Esta vez la sanación viene del concepto que hemos aprendido de aquello en lo que ponemos nuestra atención de como deben ser las cosas, en el resultado y donde hemos de enfocarnos es en el placer de hacer las cosas. Es en la acción de la realización de las cosas donde encontramos la sanación propia, ajena y de la tierra. Cuando damos fuerza a estas acciones de esta manera, reforzamos nuestras capacidades, dones y virtudes. Cuando esta esta presente en nuestras vidas, nuestra autoestima esta fuerte, al igual que esta fuerte nuestra cooperación en la sociedad que vivimos y nos sentimos fuertes y preparados para los desafíos.
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Los creadores de estas obras aquí recopiladas nos han dado un tesoro que perdurará en nuestra memoria y actos. Que nos ayudaran a sembrar semillas de gratitud, alegría y bienestar entre quienes nos rodean. Porque estar alegre nos permite compartir sin mirar con quien.
Mira la vida con los ojos de la alegría y verás maravillas.
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